martes, 2 de diciembre de 2014

Madrid comprende

Buenas noches.

Me siento pleno cuando puedo expresarme. Es maravilloso poder lanzar un sentimiento al aire en un determinado momento, con la seguridad de que los que te rodean van a recogerlo y hacerse cargo de él, de que van a amamantarlo y enseñarle a caminar. De esta manera, va a tener la fuerza suficiente para volverse hacia ti, va a permitir que admires la forma que ha tomado y te va a dar una lección primordial: lo que sientes es esencial, constituye tu esencia, tu alma.

Es esencial, casi de igual modo, poder expresarlo libremente y que haya gente dispuesta a escucharlo. Pues en este punto quería detenerme. Creo poder decir que, a día de hoy, he encontrado a esa gente. Las personas con las que estudio, con las que comparto mi tiempo, mis comidas, mis tareas domésticas y mi vida en general, han conseguido despertar en mí la confianza que necesitaba para hacerles partícipes de mis sentimientos. Les cuento en qué consisten sin miedo a ser mirado con extrañeza o, lo que más me sorprende a mí mismo, sin miedo a que no le interesen. Me tomo mi tiempo para expresarme, porque ahora soy consciente de lo importante que es dejarles absolutamente claro cómo me siento. Lo importante que es para que realmente me conozcan. Lo importante que es para que de verdad me quieran.

Son personas con las que he coincidido en un plano muy peculiar de mi vida. Un plano con el que nadie nunca antes se había cruzado, que incluso me ha empujado a crear este blog. Esta es mi forma - sincera - de no menospreciar a los que me han querido antes que estas personas. Sé que les debo muchísimo y jamás podré olvidarlos por mucho tiempo que pase sin verlos o por muchas llamadas que no quieran contestar.

Pero no me siento culpable de poder decir que, aquí, me siento comprendido.


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