domingo, 30 de noviembre de 2014

De mayor quiero ser transexual

Buenas noches.

Me voy a permitir el lujo de hablar de algo maravilloso. No quiero deprimiros más, seguro que ya tenéis razones suficientes por vosotros mismos para hacerlo. Voy a hablar de personas admirables. Personas que no tienen una vida: participan en una guerra de la que no se intuye el final ni en las predicciones más optimistas. Son sujetos avocados a un estado vital de perpetuo activismo que no les permite el lujo de bajar la guardia tan siquiera un momento. Y aunque el hecho de que cada segundo de su existencia contribuya a la "humanización" de la especie humana suene muy bonito, nadie puede hacerse una mínima idea del agotamiento que esto conlleva. Un agotamiento que les vino impuesto desde la cuna; fue algo que nunca estuvo en sus manos. Hablo de las personas transgénero.

Si de algo estoy orgulloso, es de mi homosexualidad. Quizá suene pretencioso, pero creo haber aportado mi granito de arena en la visibilización y aceptación de la misma en mi círculo más cercano. No he realizado una labor única - cualquier persona que vive su homosexualidad con naturalidad ya está desarrollando esta labor; pero sé que determinadas personas de mi entorno no hubieran tenido oportunidad de "materializarla" (ponerle ojos, cara, cuerpo y nombre, con todos los efectos positivos que conlleva), si no hubiesen contado con un chico gay entre ellos contra el que poder contrastar sus ideas preconcebidas.

Ahora, desde esa experiencia, trato de ponerme en el lugar de gente transgénero. Apostaría a que mi cabeza no tiene la capacidad para imaginar las innumerables situaciones en que esas personas han deseado no estar en su piel, han intentado con todas sus fuerzas vivir una vida que no les correspondía, han rezado por levantarse con otro cuerpo al día siguiente o se han repugnado por el daño que estaban causando a sus seres queridos. Porque lo más duro no es ganarse el respeto de la sociedad; es la sensación de tener que ganarte el de las personas que hasta el día anterior decían quererte y estar orgullosos de ti.

A esto hay que añadir lo duro del proceso psicológico y biológico que es la reasignación de género: un proceso que, no olvidemos, no es una elección sino una puerta hacia una correspondencia entre "sexo biológico" y la "identidad de género" (otro día os explico por qué los entrecomillo), con la que algunas personas no tienen la tremenda suerte de contar desde el nacimiento.

Es un error pensar que ellos son los responsables de su visibilización y desestigmatización sólo por que son los afectados. Podría habernos pasado a cualquiera o cualquiera puede tener un hijo el día de mañana que no se sienta a gusto en su cuerpo. Todos somos responsables de construir un mundo tolerante y conocedor de su verdadera situación. Al fin y al cabo, el desconocimiento engendra miedo, y el miedo acaba engendrando odio. La sociedad ha de ser sensible con el colectivo transgénero y fomentar su integración, así como la financiación pública de los tratamientos de reasignación de género o la inversión en investigación sobre la transexualidad en la infancia, que tanto sufrimiento posterior evitaría y que supondría salvar un obstáculo enorme en cuanto a aceptación social. Hemos de acabar de una vez por todas con las connotaciones negativas de la palabra transexual.

Muchas gracias por existir. Sois un referente y alguien por quien merece la pena luchar.


1 comentario:

  1. Buenas, Ignacio. Siempre he pensado que nadie que no haya pasado por esto podrá nunca llegar a atisbar lo que significa, sin embargo, tus palabras lo explican de manera explícita y concreta. Me has emocionado. Muchas gracias.

    ResponderEliminar